Hoy es un día muy especial para el fandom de Harry Potter (AKA Potterheads) Pues es el cumpleaños de la escritora y del personaje principal. Esta saga que llevó a mucho al mundo de la lectura tiene muchos misterios que siempre queremos resolver.
Esta vez la autora celebrando esta fecha tan especial nos trae nuevos datos [Sí más] de Lechuzas, Enfermedades, el Lago Negro y el Pensadero. En el juego online Pottermore hoy se revelaron nuevos capítulos de El Cáliz del fuego incluyendo datos escritos por la misma autora. Pueden contener spoilers si aún no lees el libro por lo que te lo advertimos XD.
Capítulo: La Locura del Señor Crouch
Momento: Anónimos
Las lechuzas son criaturas mágicas que se usan a menudo para repartir correo y paquetes en el mundo mágico. Se les conoce por su velocidad y su discreción y porque pueden encontrar a los destinatarios sin ni siquiera tener la dirección. A los estudiantes de primer año se les permite traerlas al colegio como mascotas.
En Gran Bretaña existe una antigua superstición según la cual da mala suerte ver una lechuza volando de día, pero tiene una explicación clara: si los magos salen de sus escondites para enviar mensajes a plena luz del día es porque tiene que estar sucediendo algo terrible en el mundo mágico. Por eso los muggles pueden llegar a sufrir las desagradables consecuencias sin tener idea del origen.
Los muggles creen que las lechuzas son algo siniestras, al igual que la mayoría de rapaces nocturnas, pero durante siglos han demostrado que son ayudantes y compañeras muy fieles de brujas y magos. Existen diversas alternativas para establecer comunicación mágica a larga distancia (patronus, polvos flu y dispositivos hechizados, como espejos o incluso monedas) pero, gracias a su lealtad y fiabilidad, las lechuzas siguen siendo el medio más utilizando por los magos de todo el mundo.
Las ventajas de usar lechuzas mensajeras son precisamente las cualidades que los muggles perciben con recelo: trabajan en la oscuridad (a la que los muggles tienen una especial aversión), tienen una visión nocturna increíblemente desarrollada, son ágiles, sigilosas y pueden atacar si es necesario. Hay tantas lechuzas al servicio de los magos de todo el planeta que no es exagerado pensar que prácticamente todas pertenecen al servicio de correo por lechuza o a algún mago o bruja en concreto.
Igual que se considera que los cerdos no albergan ningún atisbo de magia, las lechuzas tienen una inclinación innata por ella; quizás por este motivo o porque los magos han domesticado durante generaciones a sus ancestros, las benévolas lechuzas aprenden muy rápido y parecen disfrutar buscando el rastro del mago o bruja a quien deben entregar los mensajes.
Las brujas y magos de todas las culturas han creído siempre que existe un vínculo místico entre los humanos y sus nombres. Ni siquiera quienes adiestran a las lechuzas como animales de compañía mágicos o para el servicio postal saben cómo logran establecer estas aves esa conexión que les permite encontrar al mago o bruja en cuestión allá donde se encuentre. Ninguna lechuza necesita saber la dirección del destinatario, pero los magos y brujas escriben una en el sobre por si la lechuza resulta interceptada y la carta cae en manos ajenas.
Si una bruja o mago no quiere recibir correo (o que se rastree su paradero de ninguna otra forma), puede recurrir a una gran variedad de hechizos de disfraces, de ocultación o repelentes. Se puede evitar toda forma de correspondencia o bien solo las cartas de una lechuza en concreto. Si no se quiere recibir noticias de algún acreedor pesado o de una expareja, se puede utilizar un hechizo de ocultación para esa persona en concreto, aunque es un obstáculo salvable porque otra puede enviar la lechuza otra persona. Por lo general, si no se quiere disfrutar de los servicios del correo por lechuza,hace falta una magia protectora muy potente y una gran fuerza de voluntad para renunciar a un montón de tarjetas de felicitación de cumpleaños.
Las lechuzas adiestradas son caras y es habitual que toda una familia de magos comparta la misma lechuza o bien que se use únicamente las del servicio de correo.
Mi amor y fascinación por las lechuzas vienen de mucho antes de los primeros esbozos de Harry Potter. Me parece que la razón es una lechuza de peluche que me hizo mi madre cuando yo tenía seis o siete años y que a mí me encantaba.
Por supuesto, las lechuzas se han asociado desde siempre con la magia y aparecen en un montón de ilustraciones de magos y brujas; se las ha considerado como las criaturas mágicas por antonomasia después de los gatos. Los romanos ya vinculaban estas aves a la sabiduría y eran el símbolo de Minerva, la diosa del saber.
Entre las variedades de lechuzas que aparecen en las novelas de Harry Potter, encontramos el búho real (el gran ejemplar de Draco Malfoy con penachos y mirada feroz); el mochuelo común (por ejemplo Pigwidgeon, el ejemplar de Ron: es diminuta y adorable, aunque quizás no muy aparente) y la lechuza nival o fantasma (como Hedwig, el ejemplar de Harry).
Reconozco que cometí algunos errores de bulto cuando caractericé a Hedwig. Para empezar, las lechuzas nivales son diurnas (es decir, vuelan de día). Segundo, son prácticamente mudas, así que los gorjeos y el frecuente ulular de Hedwig para indicar aprobación o gusto deberían considerarse habilidades mejoradas con magia. Tercero, al comienzo de la saga recibí innumerables cartas de fanáticos y expertos en lechuzas que me decían que estas aves no comen beicon (a Hedwig le gusta comer un poquito cuando entrega correo a la hora del desayuno).
Cuando me imaginé a Errol, la lechuza anciana, sufrida y estresada de Weasley, pensé en una foto que vi una vez de una especie desconocida para mí y que me parecía muy cómica: era grande y esponjosa, de color gris y mirada perpleja. De hecho, tenía mis dudas de si había visto aquella foto o de si más bien había sido cosa de mi imaginación. Cuando vi por primera vez la pajarera de los estudios Leavesden, donde se rodó Harry Potter y la piedra filosofal, me llevé una gratísima sorpresa: delante de mí me encontré con una fila de lechuzas grandes, grises, esponjosas y mirada perpleja que me observaban. Todas ellas eran una réplica exacta de aquella imagen borrosa que tenía en mi cabeza y que llegué a pensar que se trataba de un sueño. Eran ejemplares de cárabo lapón y estaban interpretando el papel de Errol.
Momento: La Marca Tenebrosa de Snape
Capítulo: Caminos Separados
Desde los primeros esbozos de la historia, me planteé el tema de la enfermedad y la diversidad funcional en el mundo de Harry Potter. ¿Los magos pillan resfriados? ¿Pueden curar las enfermedades que más desconciertan a los muggles? ¿Hay magos con diversidad funcional? ¿La medicina mágica tiene límites o puede curar cualquier cosa?
Algunas de estas dudas afectan a los pilares de la trama porque la muerte está presente en todas las entregas de Harry Potter. Tras decidir que no se podría resucitar a nadie con la magia (la Piedra de la Resurrección no revive como tal a los muertos), tuve que pensar qué tipo de enfermedades podrían coger los personajes, qué lesiones podrían sufrir y cuáles podrían curarse.
En términos generales, tomé la decisión de que los magos pudieran corregir o superar la naturaleza “terrenal” pero no la “mágica”. Por tanto, los magos pueden enfermar de lo mismo que un muggle y recuperarse por completo; también pueden sobrevivir sin problema a la picadura de un escorpión (que puede llegar a matar a un muggle), pero la mordedura de una Tentacula Venenosa sí puede ser mortal para un mago. Igualmente, los magos pueden curarse con magia un hueso que se les haya roto en algún accidente que no tenga que ver con la magia (en una caída o en una pelea a puñetazos). Sin embargo, las maldiciones o las luchas con magia pueden provocar lesiones graves a largo plazo o incluso poner en riesgo su vida. Por ejemplo, Gilderoy Lockhart sufre de amnesia permanente debido a un encantamiento desmemorizante fallido, los Longbottom tienen una discapacidad permanente debido a una tortura con magia y Ojoloco Moody tiene que usar una pata de palo y un ojo de cristal después de las gravísimas heridas sufridas en una batalla de magos. Por su parte, la madre de Luna Lovegood, Pandora, muere durante el experimento de un encantamiento y Bill Weasley queda marcado para siempre con una cicatriz tras su enfrentamiento con Fenrir Greyback.
Podríamos pensar que los magos nos sacan una ventaja envidiable en caso de caer enfermos con gripe o si sufren alguna lesión grave, pero en realidad tienen que enfrentarse a problemas bastante más serios de los que nosotros conoceremos jamás. El mundo muggle está libre de peligros como el lazo del diablo o los escregutos de cola explosiva, pero además el Estatuto Internacional del Secreto nos ha librado de entrar en contacto con nadie que tenga spattergroit o la viruela de dragón (que, como el propio nombre indica, la contrajeron originalmente los magos que trabajaban junto a vipertooths peruanos).
La afección de Remus Lupin es una referencia consciente a las enfermedades de transmisión sanguínea como el VIH con su consiguiente estigma social. La poción que Snape le fabrica es una especie de tratamiento antirretroviral para que no llegue a desarrollar el estado más avanzado de la enfermedad. La sensación de aislamiento propia de las enfermedades crónicas es un rasgo muy importante para el personaje de Lupin. Por otro lado, Ojoloco Moody es el auror más duro de todos y es un personaje con muchos más matices que su evidente diversidad funcional.
Momento: Tritones y Sirenas
Capítulo: La Segunda Prueba
Los terrenos de Hogwarts son una especie de reserva natural de criaturas mágicas que difícilmente pueden vivir en las zonas habitadas por muggles.
El lago está lleno de criaturas que harían las delicias de cualquier naturalista muggle… aunque también lo harían salir despavorido si no están sujetos primero. Hay grindylows (unos demonios marinos pequeños y feroces), tritones y sirenas (de recio linaje escocés) y un calamar gigante medio domesticado que deja que los alumnos le hagan cosquillas cuando se relaja en el bajío los días soleados.
Los calamares gigantes existen de verdad, aunque son unas criaturas extraordinariamente misteriosas. Se han encontrado restos de estos seres increíbles por todo el mundo, pero hasta el año 2006 los muggles no habían conseguido documentar calamares gigantes con vida. Tengo firmes sospechas de que estas criaturas tienen poderes mágicos.
El lago es el escenario de la segunda prueba a la que deben enfrentarse quienes han metido su nombre en el cáliz de fuego para participar en el Torneo de los tres magos. Es mi prueba favorita, por cierto. Me encanta que sea especialmente espeluznante. Me divierte la gran diversidad de métodos que utilizan los competidores para respirar debajo del agua y disfruté mucho investigando a fondo esta zona que nunca antes se había explorado. En el borrador original de Harry Potter y la cámara secreta, Harry y Ron se estrellaban en el lago con el Ford Anglia del profesor Weasley y allí se topaban por primera vez con los tritones y sirenas. En aquel momento tuve la corazonada de que el lago podría llevarme a otros sitios y que la gente del agua podría tener un papel más importante en futuras entregas, así que me pareció el momento ideal para que Harry conociera tanto el lago como a sus habitantes. Si se chocaban contra el sauce boxeador en vez de hundirse en el lago, el resultado sería más satisfactorio y no se desviaría tanto la atención. Además, la escena serviría después para Harry Potter y el prisionero de Azkaban. El gran lago (que está inspirando en un lago interior de agua dulce que existe en Escocia) nunca ha sido un portal a otros mares o ríos, si bien es cierto que el surgimiento del barco de Durmstrang desde sus profundidades en Harry Potter y el cáliz de fuego da una pista: si se viaja en un artilugio embrujado, por aquí hay un atajo mágico a otras vías navegables.
Momento: La Junta de la Ley Mágica
Capítulo: El Pensadero
Un pensadero es un plato grande y poco profundo fabricado de metal o piedra que suele estar lujosamente decorado o incrustado de piedras preciosas y contiene poderosos y complejos encantamientos. Los pensaderos son poco frecuentes, porque solo los magos más avanzados los usan y la mayoría de ellos teme hacerlo.
Los peligros del pensadero se identifican fundamentalmente con su poder sobre los recuerdos y el pensamiento. El pensadero está encantado para recrear recuerdos y poder volver a vivirlos mediante la extracción de todos los detalles almacenados en el subconsciente y recrearlos con gran realismo, para que su propietario o, y aquí reside el peligro, otro sujeto, pueda entrar en los recuerdos y deambular por ellos. Como es lógico, aquellos que tienen algo que ocultar, que se avergüenzan de su pasado, que tienen secretos bien guardados o que quieren proteger su intimidad, temen un objeto como el pensadero.
Más difícil aún que recrear recuerdos, es usar el pensadero para examinar y ordenar pensamientos e ideas, y muy pocos magos tienen la habilidad de hacerlo. Albus Dumbledore aparece usando el pensadero de Hogwarts de esta manera, especialmente en el capítulo treinta de Harry Potter y el cáliz de fuego, cuando añade pensamientos al pensadero y el rostro de Harry se convierte en el de Snape; Dumbledore recuerda la conexión oculta que existe entre Snape y Harry (Snape estaba enamorado de la madre de Harry), y ahora se siente, aunque muy a regañadientes, obligado a protegerlo por una cuestión de honor).
La tradición exige que el pensadero de un mago o bruja se entierre con él o ella, como si fuera su varita, y se considera un artefacto sumamente personal; cualquier pensamiento o recuerdo que permanezca en el interior del pensadero, queda sepultado con su propietario, a menos que haya indicado lo contrario. El pensadero de Hogwarts, no obstante, no pertenece a un individuo, sino a la escuela. Una larga tradición de directores y directoras de la escuela lo han usado, y han dejado registrada su experiencia vital en él en forma de recuerdos. Por ello, este objeto tiene un valor incalculable como referencia bibliográfica para el director o directora actual de la escuela.
El pensadero de Hogwarts está fabricado en piedra tallada y adornada y sobre él aparecen esculpidas runas sajones modificadas que sugieren que es un artefacto de gran antigüedad que precede a la creación de la escuela. Una leyenda no confirmada afirma que los fundadores descubrieron el pensadero medio enterrado en el suelo, exactamente en el mismo lugar en el que decidieron erigir la escuela.
El nombre “pensadero” es homónimo de “pensativo”, que hace referencia a una persona profundamente meditativa, pero también es un juego de palabras con “cernedero”, por la función del objeto de ordenar significados entre un gran volumen de pensamientos o recuerdos.