Mamá:
Te escribo porque si escucho tu voz el hilo que me sujeta a la esperanza de que todo esto sea un mal sueño se rompería por completo. Fernanda está llorando, no deja de llorar encerrada en el baño. Le he suplicado que me abra pero no me responde. Tengo las manos llenas de pequeños cortes que me hice mientras rebuscado en el cajón donde colocamos las llaves. Ninguna da y no sé si es porque hemos perdido la llave o simplemente mi nerviosismo incrementa mi torpeza. Ahora mismo me odio por haber aplazado por tanto tiempo la tarea de etiquetar cada una de las llaves. Fernanda siempre me pedía que lo hiciera y yo siempre le decía que lo haría el fin de semana. Ahora cuando más la quiero abrazar nos divide mi falta de compromiso.
Todo pasó rápido. Pedí permiso para salir antes del trabajo y recogí a Fernanda. Fuimos al médico y nos dijo que los exámenes habían arrojado buenos resultados. No lo pudimos creer. Estaba sano y creciendo dentro de ella. Todo apuntaba que sería diferente, que habíamos vencido esta vez. Le dije que debíamos celebrar y fuimos a su restaurante favorito. Cuando el camarero dejó su plato sobre la mesa el olor le empezó a producir arcadas, se puso de pie y fue corriendo al baño. No era la primera vez que algo así pasaba. Mientras la esperaba fuera del baño no pude dejar de sonreír imaginando el largo viaje que nos esperaba. Pero esa sonrisa se fue extinguiendo mientras más era el tiempo que Fernanda estaba en el baño. Cuando no pude sostener más la angustia decidí entrar y la imagen fue horrible. Dos mujeres estaban frente a uno de los cubículos por el cual la sangre se expandía por el suelo.
Intenté llevarla al hospital pero comenzó a gritarme que quería ir a la casa. Le dije que si seguía sangrando así podría ponerse peor. Ella me cuestionó que qué podía ser peor que la pesadilla en la que nos encontrábamos. Intentaba mantener la calma, no quería alterarla y manejé hacia aquí. Entonces comenzó a romper todo a su paso y soltaba gritos desgarradores. En mi intento de detenerla la tomé entre mis brazos pero uno de sus golpes al aire me dio en la nariz, la solté y se encerró en el baño. He pensado en romper la puerta pero tengo miedo de dañarla. Creo que el problema desde un inicio fue dejar de pensar con sensatez y sumirnos en una efímera ilusión. Hemos llevado años esperando buenas noticias ¿qué nos hizo creer que era el momento? Ahora estamos tirados sobre el suelo con los corazones rotos y consientes que lo más difícil no va ser olvidar sino mantener nuestras esperanzas vivas.Tal vez leas esto por la mañana y tal vez yo ya no podré contestar. Cancela los pasajes, pide un reembolso por los regalos, deja de organizar el baby shower y dile a papá que su apellido muere conmigo. Estoy tratando de ser el más fuerte pero mi cobardía es más pesada. Siento que nos estamos hundiendo.